martes, 18 de septiembre de 2012

Veo cada mañana el dolor en su rostro.

La vida es una camino difícil, muy difícil, y más cuando nos ponen piedras para que tropecemos y el camino se haga más doloroso. Con cada caída sangramos y nos hacemos heridas, muchas de esas heridas cicatrizan, ya sea gracias a otras personas, o gracias a nosotros mismos, pero, otras veces, las heridas no llegan a curarse y volvemos a caer. Cada vez que caemos la herida se hace más y más grande y dolorosa, y el camino se vuelve duro e insoportable. Muchos se rinden, ya sea porque pierden el camino de vista o porque se les hace tan duro que no les merece la pena seguir, pero muchos otros, con cada caída se fortalecen, y aunque pierdan el camino de vista, no dejan de buscarlo hasta que lo encuentran. Espero ser como ellos...

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